lunes, 10 de junio de 2019

LOS INCREÍBLES SUEÑOS DE ISAÍAS BLOOM

               
Entramos a un café, eran las diez. Suárez me hace unas preguntas sobre el muerto y yo
respondo. Al cabo de unos minutos vemos a Isaías Bloom parado en la puerta del café, le
hicimos señas para que se acercara y en un abrir y cerrar de ojos ya está frente a nosotros.
Nos relata  que Olmedo estaba asustado y nervioso, que tenía algo que contarle y tal vez
llamaría a la policía, era muy hermético. Le ocurrían cosas extrañas, por ejemplo el domin-
go por la noche, pensó que habían entrado a su habitación mientras dormía. Isaías Bloom
había soñado con un bosque y una mariposa de luz que revoloteaba entre los árboles y él
trataba de alcanzarla. Todo lo que sale de su boca es como un tornado de tonterías que
gira alrededor o de Isaías. Cuando se despertó creyó oír un  ruido. Se quedó concentrado en
una esfera luminosa del despertador sobre su escritorio, que de golpe desapareció y
enseguida volvió a verla. Isaías supone que alguien pasó frente al reloj cuando él
estaba mirando. Según él, Olmedo no fue porque estaba dormido. Al día siguiente se
quejó porque le habían revisado las cosas, papeles escritos por él mismo. Pero había
pasado algo mucho más raro,unos de sus sueños se cumplió.
¿Esté me cree tarado o que?.
Me mencionó que se “analiza” con un psicoanalista.
Esto ya es suficiente, no puedo seguir perdiendo mi tiempo.
Ya irritado le pregunto si tiene algo más que decir, me responde con otro de sus cuentos,
esta vez con el más reciente y tonto. Isaías iba por una calle oscura, de pronto escuchó un
golpe y vio como caía una copa haciendo un ruido cristalino y desaparecía. En el suelo
quedó un líquido verdoso con forma de estrella. Lo tonto del sueño es que Bloom comparaba
un diario y el titular decía “Se ha extraviado una copa que responde a la nota sol”.
En la mañana siguiente la copa de Olmedo había desaparecido, una que tenía sobre la mesita
de luz, una copa igual a la del sueño, Olmedo por las noches tomaba mucha agua.
Cerré los ojos por un instante y cuando los abrí Isaías Bloom estaba cruzando la calle.